El impuesto a las
Ganancias tiene muchas inequidades y debe ser reformado. La más notable quizás es que la gran mayoría de
quienes tributan pagan la mayor alícuota (35%), si bien sólo alcanza al 10% de
los trabajadores formales (unos 1.8 millones sobre 18 millones), aquellos
privilegiados con mayores salarios y que están formalizados.
En la región la recaudación a PBI por Ganancias a
personas físicas es relativamente similar (en torno a 3% del PBI), si bien el
impuesto alcanza a mucho más trabajadores (al doble en promedio) pero con una
alícuota media inferior (la mitad). Así, el
mínimo no imponible vigente actualmente en Argentina es el más alto de la
región y de los más altos del mundo.
Pero poner todo el foco sobre el mínimo no imponible
es un error. El principal defecto del
impuesto son las escalas y alícuotas que hacen que muy rápidamente se llegue a
pagar la mayor alícuota. Hoy la diferencia salarial entre la menor (9%) y
mayor alícuota (35%) es de apenas AR$ 10 mil pesos mensuales. Es la mayor
fuente de inequedad del impuesto.
Pero el problema va
mucho más allá de Ganancias. El sistema tributario argentino es sumamente
inequitativo y contribuye a consolidar la pobreza. En los países de la OECD, cuya presión tributaria total es similar a
Argentina, la recaudación a PBI de Ganancias (llamado allí impuesto a los
ingresos o income tax) es unas tres
veces mayor, con lo cual el impuesto en promedio alcanza a alrededor del 40% de
los trabajadores. Allí los impuestos directos al patrimonio representan la
mitad de la recaudación total.
No obstante, en
Argentina (y la región) es exactamente al revés, los impuestos más relevantes
son los indirectos, que no gravan a las personas, sino lo que consumen, y no diferencian
según sus ingresos. El sistema tributario argentino es claramente regresivo.
Apenas un quinto de la recaudación viene de Ganancias.
Esto implica que
son los pobres y los segmentos medios bajos con sus impuestos al consumo, las
cargas sociales y el impuesto inflacionario los que financian al Estado. En
Argentina más de la mitad de los trabajadores cobran menos de 12 mil pesos,
muy lejos del mínimo a partir del cual se paga el impuesto, pero deben pagar cargas sociales hasta por
el 50% de su salario. Por ello la informalidad es tan alta.
No obstante, la
discusión por Ganancias es un reclamo sindical y de la oposición y ocupa la
portada de todos los diarios. En parte
porque su incidencia a PBI se duplicó en los últimos años, ya que las escalas y
el piso se actualizaron por debajo de la inflación. Aunque también porque
varios sindicatos representan trabajadores formales que cobran salarios
relativamente altos.
Argentina se debe
una reforma tributaria en serio. Si lo que se
pretende es avanzar hacia una sociedad más inclusiva e igualitaria, los salarios más bajos no deberían pagar
cargas sociales y los salarios medios y altos deberían estar alcanzados por Ganancias,
aunque con alícuotas marginales mucho más razonables.