El crecimiento
que en enero registraron los agregados monetarios está dando mucho que hablar.
Habitualmente, la demanda de dinero
crece en diciembre por motivos estacionales y se retrotrae en enero. No sucedió
esta vez y ya aparecieron varias lecturas para interpretar al fenómeno.
Lo primero que parece oportuno señalar es que luce
incómodo considerar ese aumento en la cantidad (real y nominal) de dinero como
un "exceso de pesos" o como "pesos excedentes". Hoy lo razonable es suponer que a nivel consolidado el sector
privado tiene la cantidad de pesos que desea tener, más allá de algún desajuste
muy transitorio que pueda darse. Si hubiera "pesos excedentes", el
sector privado podría suscribir una Lebac o un pase pasivo y contraer la
cantidad de dinero, dada la tasa que ofrece el Banco Central. Por otro lado, ya
no hay control de cambios, con lo cual también podría comprar todas las divisas
que quisiera, lo que también terminaría contrayendo la cantidad de dinero y
eliminando ese "excedente".
Lo aparentemente paradojal de este aumento en la
cantidad de dinero durante enero es que se da en un contexto reciente de 1)
baja del tipo de cambio frente al dólar y 2) cierta estabilidad en las tasas de
interés y en las expectativas de inflación. Es decir, comprar dólares es más
barato que antes y el costo de oportunidad de tener saldos monetarios no cayó y
sigue siendo tan alto como lo era meses atrás.
Quienes apuntan
a que este aumento en la cantidad de dinero obedece a una mayor
"laxitud" de la política antiinflacionaria
del Banco Central, no toman en cuenta que si el Banco Central sigue una
política de metas de inflación en donde fija la tasa de interés y deja flotar
el tipo de cambio, la cantidad de dinero es endógena (o sea, la fija el sector
privado) y no es la variable que hay que monitorear.
Por ello, este aumento contra-estacional de la demanda
real de dinero en enero nos parece un fenómeno más bien transitorio. En febrero y marzo el sector privado podría aumentar la suscripción
de títulos del Banco Central, incluyendo los pases, desacelerando así el ritmo
de crecimiento de los agregados monetarios, o compran dólares lo que subiría el
tipo de cambio.
No obstante, no hay que perder de vista el componente
permanente. Hace ya siete meses que el M2 privado (circulante
en poder del público más efectivo, cajas de ahorro y cuentas corrientes en
bancos) viene creciendo mes a mes en
forma consecutiva en términos reales. Esta consistente recuperación de la
demanda real de dinero parece haber estado anticipando el repunte de la
actividad económica que ya se observa en los últimos indicadores y a partir de
octubre especialmente.
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